La presencia romana favoreció el desarrollo del urbanismo. Las zonas del Levante y el Sur peninsular más urbanizadas y con un cierto avance cultural, fueron las que más rápidamente se romanizaron. Los diferentes asentamientos urbanos se organizaron en tres categorías:
colonias, municipios y ciudades indígenas.
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COLONIAS: asentamientos de nueva creación habitados por soldados veteranos y regidos por el derecho romano.

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MUNICIPIOS: ciudades preexistentes que conservaron cierto grado de autonomía en su administración y sus costumbres.
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CIUDADES INDÍGENAS: asentamientos más numerosos. Se dividían en distintas clases.
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