Según la tradición romana, el
origen mítico del antiguo sistema para dividir el tiempo se debió al primero de
los reyes, Rómulo. Se utilizó en la Antigua Roma hasta el 46 a. C.
con la implementación del calendario juliano.
El primitivo calendario romano fijaba la duración de los
meses en 29 días, 12 horas y 44 minutos con meses lunares de 29 ó 30 días. El
mes era la fracción mayor, y el día la menor, aunque después se dividió en
horas.
Los romanos consideraban que el día se iniciaba a medianoche. Al establecerse
el año le fijaron una duración de 10 meses.Pero más tarde, por influencia
griega, se pasó al año de 12 meses, con 368 días.
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