Cuando los romanos fueron conquistando a lo largo del siglo
II a. C. las regiones de Grecia y de Asia Menor, la obra de mosaico
era ya común en todo el mundo de habla griega. El arte del mosaico pasó
con facilidad al orbe romano comenzando así un género
artístico-industrial, del que hicieron una verdadera especialidad. Se extendió
de tal forma que puede decirse que no hubo casa o villa romana donde no hubiera
mosaicos.
Se utilizaba sobre todo para la decoración de pavimentos,
paredes, fondos de piscinas, etc. De temática variada: vegetal, animal,
geométrica o histórica; se realizaba con dos técnicas diferentes:
1. · El opus tesellatum es la más frecuente y se forma a base
de piedrecitas cúbicas o teselas y de varios colores. La tesela siempre tiene
un color natural y están perfectamente escuadradas.
2. · El opus sectile son losetas irregulares pintadas una vez
que se han colocado. Es un sistema más fácil y barato y tiene más posibilidades
de cara a las composiciones difíciles, pero se daba mucho menos
.
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